martes, 25 de mayo de 2010

antes de dormir (drogado)

Ahora tengo una idea de cómo describir lo que siento cuando le beso, o bueno, es una aproximación pequeña a la realidad. Justo cuando sus labios tocan los míos, mis ojos se cierran automáticamente. Cualquier sonido exterior desaparece y lo único que está en mi mente es su respiración. Mis labios se enganchan en su labio superior e inferior alternadamente y sin un patrón en particular, nuestras bocas se abren y cierran sin parar, nuestras lenguas dan vueltas entre sí como si fueran dos cuerpos separados que hacen el amor independientemente. Lamo el interior de su boca. Mi saliva se mezcla con la suya y hace una especie de elixir que me provoca besarlo más. Mientras pasa todo esto mis extremidades (brazos, manos, piernas, pies) están locas por tocar todo su cuerpo o simplemente por aplastarle con un abrazo y no soltarle nunca. La intensidad del beso varía de muy fuerte (casi hasta comernos y arrancarnos las bocas que llegamos a saborear un poco de sangre) hasta muy lenta (tan lenta que puedo sentir la más mínima rugosidad de sus labios, pelo por pelo de su barba e incluso cada papila gustativa de su lengua).

Besarle es tener un orgasmo: mis sentidos se agudizan, siento que mi cuerpo se transforma en aire, me invade una inmensa fuerza eléctrica por cada centímetro cuadrado de la piel, parece que por mis venas recorriera alguna droga que me deja cansado instantáneamente pero a los 34 milisegundos me diera energía suficiente para levantar un camión, mi cabeza se aliviana y todo se siente tan suave como la piel de un gato... muero por el tiempo de duración del beso y al "despertar" me siento más vivo que nunca.

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