lunes, 24 de mayo de 2010

Pichow

He's the beautifullest, fragilest, still strong, dark and divine...

¿Cómo es que cuando le veo me pierdo en él: no me importa absolutamente nada, ni el tiempo, ni el espacio, ni mi mente, ni cómo creo que yo me veo?

¿Cómo es que cuando él me ve: no se da cuenta de las asimetría de mi rostro, de los grandes defectos que cargo en él, o de las marcas que inevitablemente están ahí?

Él dice, "Yo sé que la felicidad no existe, pero... al menos entre nosotros nos engañamos", ¿y cuando nos dejemos de engañar: la felicidad se hará pseudo-real que no nos importará, o vamos a vivir siempre mintiéndonos? Ni siquiera eso: ¿cuánto vamos a vivir? Ni eso: ¿cuánto durará todo esto "pseudo"?

¿Cómo es que cuando estoy con él: el tiempo pasa rapidísimo, nos faltan las horas, nos faltan los abrazos, los besos, el sexo, el hacer el amor (aparentemente hemos hecho estas dos distinciones finales -sexo y hacer el amor- que nunca van separadas), nos falta la noche, y el día también?

Cuando le veo me dan escalofríos, se me llenan los ojos de lágrimas (creo que de felicidad), me sale sangre de la nariz, me sudan las manos, me excito, no puedo articular bien las palabras, me quedo mudo. Se pone feliz y sus ojos cambian completamente, se llenan de burbujas. Ha alcanzado algo importante o tiene la razón, y sus cejas se levantan de forma ligera pero arrogante al mismo tiempo. Dos cosas: aún no puedo reconocerle enojado, no creo que se ha enojado (en serio "enojado" cuando yo he estado con él); triste, es raro, creo que su cara tiene esa tristeza ahí (implícita, aunque él diga que no hay nada implícito) como estado basal; pero muy triste: cambia su voz y sus ojos se hacen pequeños (no en tamaño real), o probablemente todo él se haga pequeño, se hace un niño y vomita todo, lo bueno, lo malo, lo que no quiere que vea, lo que quiere que oiga, y luego... se pone "normal", triste implícitamente.

Me excito con solo verle, mis hormonas se trastornan, se preparan para tocarle, y cuando me besa se me pone durísima, y si le beso locamente se me pone más dura, y si le beso suave siento que no puedo tener la verga más erecta y que me va a explotar. Y tocar su pecho y acariciar su cara, sus pies, su cabello, su pene, su culo, sus manos que me dejan extasiado... me ponen loco, solo loco, como para morderle, sacarle pedazos de su cuerpo, comérmelos, que sea mío, que esté en mí literalmente.

Y debajo de todo esto, de sus pseudo-emociones, de su rostro y su cuerpo, se da tiempo, espacio y mente para amarme (o al menos yo creo eso) y cuando lo hace se mezclan estas expresiones y es un gato estúpido, un pichiko de la selva, un león que parece un diosito (como si yo hubiera visto a dios antes) donde hay todo y nada, de donde nace cualquier estupidez que puede detener el tiempo y dejarme más drogado que todos los ativanes del mundo.

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